Os traigo una noticia que hace poco me dejó verdaderamente atónita. Si alguna vez os asaltó alguna duda filosófica como ¿a qué huelen las nubes? o ¿porqué un kilogramo es un kilogramo? Os diré que la respuesta a la segunda pregunta es sencilla.
Si nos remontamos unos 118 años, a las afueras de la misma ciudad de París, nos encontraremos con EL kilo. Es decir, el kilogramo prototipo de platino e iridio. La base internacional del sistema de peso métrico. Nuestro prototipo descansa en una caja fuerte con tres cerraduras, de la cual sale en muy pocas ocasiones. Sólo ve la luz alguna vez para ser comparado con otros kilos enviados periódicamente desde todo el mundo.
Sin embargo, lo impactante es que se ha descubierto que el kilogramo de referencia ha perdido unos 50 microgramos en comparación con el promedio de decenas de copias suyas. Todavía no se sabe si el original ha perdido peso o son las copias las que se han hecho más pesadas. El caso es que, por definición, solamente el original representa el kilogramo.
Como consecuencia tenemos que ¡esta navidad no engoradremos! es culpa del kilogramo de referencia que ahora pesa menos, no es que nosotros pesemos más.
Sea como sea, ante la gracia de «¿qué pesa más un kilo de plomo o un kilo de paja?» sólo podremos contestar: «disculpe, pero las especificaciones son insuficientes, ¿las muestras se tomaron en el mismo instante de tiempo? en caso contrario… ¿de que diferencia temporal estamos hablando?…»
En fín, el mundo patas arriba.
Os dejo el enlace a la noticia: CNN Economía